Coopertoners

jueves, 12 de julio de 2012

Un enigma llamado Max Hölz

"Hay personajes que nacieron para la ficción, pero como tienen que moverse en las miserias de lo cotidiano para encontrar un hueco en la historia, se inventan, se rehacen para la luz de la pantalla de cine, para la mas alucinante página de la novela, para la mas irreal, contradictoria y apasionada canción de gesta. Personajes a los que quedan cortos los escritos biográficos, todas las notas de pie de página, y por tanto, se deslizan por sí mismos y sus tiempos hasta ganar el derecho a ser hoja de calendario mal impreso colocado sobre el fogón de un hogar proletario, héroe de la película muda que nunca será filmada, tema de conversasión a la fantasmagórica luz del alto horno"**
"Comencé a sentir el enorme poder en la multitud, que era capaz de marchar adelante y actuar sin oficiales." 


Las vidas del señor Werner, el señor Sturm, el señor Lermontov y el señor Hölz coincidían en algo muy particular: a todos los perseguía la policía y casi siempre terminaban en la clandestinidad. Uno era pelado, de frondoso bigote, otro llevaba gafas y gorra, otro era barburo, y otro, el verdadero, era Hölz, todos eran él, su vida se reinventaba ante cada paso en falso. Este agitador de masas en la Alemania de principios del siglo XX fue gestor de grandes hazañas contra la república de Weimar. 
Max era un verdadero líder, compañero y, por sobre todas las cosas, leal a la causa. Se presentaba clandestinamente en cuanto mitín se organizara, siempre disfrazado ante la sorpresa y el estupor de los trabajadores. Escapó milagrosamente de las garras uniformadas decenas de veces, algunas de ellas tremendamente arriesgadas, desde saltar de una pequeña ventana hacia el vacío hasta arrojarse de un tren a toda velocidad. Fué venerado y traicionado, expulsado del Partido Comunista por sus métodos poco "agraciados" (que raro ¿no?) emitiendo el siguiente comunicado: "Declaramos solemnemente que rechazamos las actividades del señor Hölz, quien ha intentado sustituir la acción de masas con su actividad personal. Hölz y sus compañeros se han puesto al margen del partido, quien solo puede existir cuando todos sus miembros se adhieren a su programa".
Fué señalado como el principal promotor de las revueltas obreras en Falkenstein, Frankfurt, Kassel, Plauen y Halle. Organiza a 5000,  20000, 50000 trabajadores de todas las edades  con el fin de invadir destacamentos militares, trabajar en redadas y llevar el control absoluto del país a manos del proletariado.  Tuvo que vagabundear infinidad de veces ante el acecho de tantos enemigos, aun así siempre volvía al ruedo. Cuando era apresado sus compañeros no demoraban demasiado en sacarlo a los tiros, pero la suerte y las agallas de sus compañeros lo abandonarían los primeros días de Marzo de 1921. Siete años de reclusión apagan a cualquiera, menos a Max. Al salir los Nazis ya estaban en el poder. Había que manejarse con muchísimo cuidado. Hace las paces con el KPD (siglas del partido Comunista Alemán que sigue las directrices de Moscú) y lo envían a la Unión Soviética. Lo querían como amigo, pero bien lejos. Se vuelve mujeriego, irreconocible "un héroe corrompido" y se entierra vivo en las labores de un burócrata partidario. Cuando quiso levantar las narices por entre los papeles el petit buró ya había tomado la decisión. No hay enemigo mas temido que el de la misma cuña. 
En los primeros días de Septiembre de 1933 un grupo de niños descubren un cadaver flotando  en las aguas del río Oka. Era Max Hölz. "El gran revolucionario Alemán Max Hölz se ha ahogado en las cercanías de Gorki de manera accidental" Informaba la prensa Soviética. Nada se dijo de su desfiguración de rostro ni los cortes en el cuero cabelludo.
 El tipo que era considerado peligroso por los socialdemócratas, irresponsable y traidor por los comunistas oficiales, anarquista por los comunistas de izquierda y un Leninista por los anarquistas, fue sepultado sobre un manto de olvido. Sólo en la década del 80, en la Alemania oriental, se colocó una estatua en una plaza en su memoria. Diez años después sería retirada por los conservadores y llevada al sótano de un museo. Tiempo después un grupo anónimo, en una operación relámpago, "liberaría" la estatua. Nunca mas se supo de ella. Igual que la historia de Hölz en las escuelas Alemanas. 

**Arcángeles -Doce historias de revolucionarios herejes del siglo XX- Paco Ignacio Taibo II -
Editorial Planeta.

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