*Se lo que quema el sol de Enero. No te tomes vacaciones casi nunca y consigue un empleo de cadete de 9 a 6 de la tarde. Cuando lo hagas sabrás por que lo digo.
*Nunca trate de seguir el ejemplo de nadie. Siempre estuve escribiendo o tocando en alguna banda, quizás como una manera de hacer terapia. Como en las dos siempre dejé mucho que desear calculo que no me ha servido de mucho. De ahí que sigo cargando con algunas miserias difíciles de erradicar.
*Me considero un buen cocinero y un gran anfitrión. El problema es cuando bebo demasiado y comienzan a florecer todos esos fantasmas que rondan dentro de mi alma: La miseria humana, el destruccionismo, etc. Un agradable Sábado a la noche puede transformarse en un bajón irremontable para el invitado. En la mayoría de los casos terminan despidiéndose antes de medianoche con excusas que ni ellos mismos se creen.
*No creo en dios pero si en las conspiraciones. Tipos que elucubran cosas cuando todos duermen. Estoy convencido de que la buena gente es más fácil de domar. Terminan comportándose como jamás lo hubiesen imaginado, tal vez por necesidad. Esa necesidad que estipulan los que verdaderamente manejan nuestros hilos.
*Soy un apasionado del Rock de los 70s y 80s. Esas bandas fastuosas que tocaban como los dioses haciéndonos entrar en la estratosfera, creando nuestra personalidad y nuestro mundo. No estoy en contra de lo que sucede hoy en día con la música, pero los pibes de dieciocho pisan el acelerador y forman una familia en cuestión de meses. Se pierden toda esa magia en un abrir y cerrar de ojos. Viven una sintonía en donde todo se descarta rápidamente. Como la música, que es el motor principal del espíritu.
*Conozco a la muerte. La vi cuando visité a mi viejo en aquel hospital de Mar del Plata lleno de azulejos blancos iluminados por tubos que irradiaban una débil luz mortecina. Le habían sacado los dientes y una enfermera le estaba colocando una cánula por el pene. Nunca me sentí tan débil, pero mi obligación era demostrar lo contrario. Le hablé de Boca, el club de sus amores, y de lo que tenía que aguantar para volver pronto a casa. Me balbuceó algo incomprensible y le eche una última mirada. "Acá estoy, quedate tranquilo que mañana vuelvo" -Le dije.
El timbre sonó a las tres de la mañana. Tuve que contener a mi vieja con estupideces que no recuerdo. Siempre fui torpe en cuestión de contenciones. Es el día de hoy que sigo recordando esa mirada opaca, con el dejo amargo de no poder haberle dicho cosas que me nacieron tarde. Pero supongo que en ese terreno siempre quedan deudas pendientes.
*Siempre que veo a un tipo que vive en la calle, en la mayoría de los casos, va acompañado de uno o varios perros. No le encuentro explicación. Por eso me caen mas en gracia que los gatos. Posiblemente hallan entendido mejor que los humanos el ejemplo de Jesucriso.
Si me llaman algún día para Esquire y no estoy, aquí dejo constancia.
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