Hay tipos que nacieron para perder, que el transcurso de un destino irrevocable no lo cambia, ni siquiera, las mieles del éxito. Ian Curtis fue uno de ellos. Depresivo y epiléctico (escuchar "She lost control")su vida iría perdiéndo el hilo conductor de la cordura. Lejos de ser Rock Star Ian se recluía en libros de Kafka, en películas de Herzog y en discos de Iggy Pop. Se lo custiono por algunas figuras nazis para la portada de algunos demos de Warsaw, nombre anresesor de Joy Division. Nombre poco feliz si se quiere teniendo en cuenta que tal denominación (División del gozo) provenía de las prisioneras de los campos de concentración que obligaban los nazis a prostituírse.Sobre el escenario parecía poseído. Hasta llegó a tener un ataque de epilepsia sin que los asistentes pudieran percatarlo a tiempo. A diferencia de otros grupos que ciltiavaban influencias como el Blues y el Reggae, Joy Division se centraba en la cultura Europea central. Sonidos oscuros, pasajes tensos y una corrección escenografica tan sobria como inquietante. La muerte lo convirtió en mito, posiblemente por que su postura no era pose, esa que hoy en día parece ser lo único que importa.
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