A miles y miles de kilómetros de la gran meca Blackmetalera Escandinava se encuentra Necroboy, Argentino del Gran Buenos Aires y cultor del Black de la primera hora. Confeso fanático de Possessed cuestiona las actitudes de sus pares Nórdicos: "Tenés de todo, como en casi todos los ordenes de la vida. Hay quienes comulgan con el mal quemando iglesias, cagando a patadas a una anciana o tomándole la leche al gato. Depende el país. Acá en cambio tenés una iglesia que cubrió el secuestro de bebés, sin embargo la gente jamás cuestionó el papel de la iglesia en la dictadura ¿Eso es bueno o malo? Creo que la gente a veces apoya el mal sin darse cuenta, o mismo de puro hipócritas que son. Acá el mal no tiene escrúpulos. Usa traje y corbata y lo votan cada cuatro años".
Cuando se le pregunta por el nazismo que inundó el género en casi todas las bandas Europeas responde:
"Es lógico de razonar cuando los ves sobre un escenario. Toda esa parafernalia diabólica para tratar de demostrar quien es el mas malo. Son tipos que se terminaron comiendo el rollo del exorcista y no encontraron mejor herramienta que el nazismo como emblema del mal. Seguramente si te ponés una remera con una esvástica en el pecho vas a causar indignación en los que te cruces por el camino. Ellos de alguna manera buscan eso. Que las gente les tema."
Salvando las distancias, y a pesar de comulgar musicalmente con sus pares Nòrdicos, Necroboy describe la mala experiencia que le produjo ser parte de un grupo satanista: "Fue como estar en el momento y el lugar equivocado. Nunca me hubiese imaginado estar abriendo un ataúd para sacar los huesos. Era una locura y lo sabía, pero toda la gente que estaba a mi lado creía hacer lo correcto. La primera vez tuve tantos deseos de vomitar que no pude contenerme. Como los demás estaban tan ocupados con sus cosas no tuve mas remedio que largarlo todo atrás de la lápida mas cercana."
En sus comentarios no hace mención sobre los comienzos de su aventura. Tampoco da nombres ni lugares precisos. "No hace falta" Aclara.
Había muy pocos del palo metalero. No tenían nada que ver. A mí me llevó el mar, me fue tirando mas y mas adentro. El nivel de profundidad te lo iba dando las caras nuevas que se acercaban al grupo. Gente pálida sin una sola gota de sol en la piel. Algunos eran tan reservados que ni siquiera sabíamos sus nombres. El colmo fue en una noche de lluvia. Había tanto barro que era casi imposible caminar. Uno del grupo nos había percatado del sereno que estaba dando vueltas con su linterna. Cuando llegamos al lugar de los NN el barro nos superaba el tobillo. ¿Cómo explicarlo? Sentí una picazón en todo el cuerpo. La mayoría se zambullía en el fango y removían cascotes y tierra compacta. Los mas fanáticos enterraban la cara por unos segundos y al rato se ponían a gritar como locos. Había zonas en donde se enterraba gente sin cajones. En ciertas ocasiones era común toparse con un brazo o una pierna que se deshacían de un tirón. Todo iba a parar a una bolsa con fines rituales. El olor era terrible. A pesar de profanar jamás participé de dichos ritos. Sabía que con esa gente no se jodía. Estaban enfermos de la cabeza y doy gracias a dios de poder contarlo cuerdo."
"No estuve en la movida por un deseo propio. Estaba metido con la hija de un practicante. Ella admiraba a su padre y como tal yo no podía ser menos. Cuando nos citamos una tarde a tomar unas cervezas me contó todo. Me gustó tanto que salimos cerca de un año, a pesar de todos sus delirios a cuestas. Pero yo tenía los míos, así que no podía ser tan exigente en la relación. Una noche me preguntó que pensaba del incesto. Automáticamente sabía lo que vendría detrás de mi respuesta. Desde muy pequeña mantuvo relaciones con su padre. Cuando le dije que me parecía repugnante ella sonrió con sorna. No la juzgo. El mundo la deposito en medio de ese entorno demencial. Por eso sostengo que la filosofía de la música es una cosa y otra completamente diferente son las convicciones desviadas. Su creencia se centraba en todo lo que le iba dictando el padre. Era su verdad contra la mía. Yo tenía una pose de remeras y música por una cuestión contestataria. Ella en cambio tomaba la cultura necrofílica como algo natural. Aquella noche de lluvia en el cementerio fue la última vez que la vi. Tenía la cara llena de barro, los ojos grandes y perdidos, como extasiada. En aquel preciso momento decidí dar un paso al costado."
Sobre ese oscuro período hizo hincapié en un antes y un después: "Sobre todo en el antes, en el preciso instante que antecede lo que nunca imaginaste. Olor, gusto, tacto. Te cambia hasta la manera de respirar. No vas a ser el mismo nunca mas. ¿Porque? Por haber jodido con las profanaciones. Se te apolilla la conciencia. Es como un juego de rol en el que el personaje tuyo es el equivocado. El después es esta cosa que soy, tratando de exorcizarme adelante tuyo, por ejemplo. Es una forma de sacarme los fantasmas de la cabeza. Contar hasta los mínimos detalles que viví para aniquilar todo vestigio de sugestión. El hombre crea imágenes para canonizarlas y creer ciegamente en ellas. Imaginate que hubiera pasado si en vez de irme terminaba por abrir un templo satanista. Seguramente te contaría las cosas desde otra óptica y lo haría convencido. Esa era una de las grandes cualidades de La Vey. En un libro te decía una cosa para refutarla después en una entrevista. Era mas una cuestión de actitud frente a la sociedad que un culto serio."
Al escucharlo se puede palpar la franqueza de sus palabras. Según él hay historias que todavía sobrevuelan en su cabeza esperando salir: "No es que tenga culpa o arrepentimiento alguno, en definitiva no asesine a nadie, solo es que no hice lo correcto. Allí radica la inoperancia y la estupidez de uno, eso es lo que vengo masticando todos los días desde que me levanto hasta que me acuesto. He cometido actos idiotas por un simple enredo de polleras. A mí en particular no me llevó Possesssed a abrir un cajón, pero fue la punta para conocer gente. Ya lo dije, el mar traga todo lo que esta a su alcance y yo fui arrastrado de cuajo sin darme cuenta."
Tira una palabra tras otra. Gesticula, mueve las manos. Suda a raudales mientras fuma un cigarro atrás de otro. Abre la quinta cerveza. "Es lo único que me mantiene cuerdo" Ironiza. Y parece ser verdad, mas allá de su dentadura gris curtida por el tabaco y esa piel especial que denota demasiados excesos en un lapso corto. Sus treinta y ocho años parecen ser cuarenta y cinco, posiblemente porque a veces se juegan fichas en el lugar equivocado. "Si todos hiciéramos lo correcto este mundo sería perfecto. Creo que las consecuencias de tantos errores han llevado al hombre a actuar disparatadamente. Yo lo hice y acá me ves, tratando de encontrar algo que me reconforte después de todo lo que me toco vivir."
Lo veo perderse entre la polvareda espesa de un descampado, botella en mano. Ojalá pueda rehacer su vida. Y que dios lo ayude.
Capitulo 2 titulado "De acá" del libro "Black Metal: Con el diablo en el cuerpo" de Néstor R. Del Duca 2003. Krocoop Ediciones.
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